Gracias a dios
y a la tecnología médica
y que después de tres meses
de trámites en el hospital
y un largo papeleo
por fin pude conseguir
hora para operarme.
Desde que me operé
el tormentoso dolor de oídos
que me impedía ver
con mayor claridad
las cosas de la vida,
mejoró mi agudo dolor de piernas,
a la vez pude oler mejor
gracias a una pequeña intervención
que el doctor me hizo
en mi boca
-hay que aprovechar las instancias,
no volvería a esperar por otra operación-,
la que no me dejaba oler
todo como yo soñaba,
pero cuando traté las cataratas de mis ojos
pude detener aunque sea un poco
la caída de mi cabello.
A pesar
que tengo todas las enfermedades
habidas y por haber
y soy más viejo que el hilo negro,
me sigo sintiendo
como un joven de 87 años .
miércoles, 30 de septiembre de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario